“La economía colombiana se desploma por la pandemia”, “Gremios piden cambios en reactivación tras caída histórica”, “Colombia registra su peor declive económico en décadas”.

La última semana estuvo marcada por noticias poco alentadoras para los colombianos, los principales medios del país registraban en sus titulares lo siguiente: “La economía colombiana se desploma por la pandemia”, “Gremios piden cambios en reactivación tras caída histórica”, “Colombia registra su peor declive económico en décadas”, “Economía cae 15,7% en el último trimestre”, “Fitch Ratings baja calificación de EPM con perspectiva negativa”, “Gobierno Distrital de Bogotá mantendrá la cuarentena estricta”.

El coronavirus, ha sido la epidemia con mayores estragos causados en lo transcurrido del siglo XXI, lo que hace que el 2020, sea un año para olvidar. La mayor parte de los gobiernos del mundo, se vieron obligados a cerrar sus sectores económicos y decretar cuarentenas como medida para prevenir el contagio.

Cada día, las noticias giraban en torno a la gran cantidad de muertes que causaba la pandemia en Asia y Europa durante las primeras semanas, mientras seguía extendiéndose por el resto del planeta. Ahora bien, Colombia no solo se enfrentaría a la amenaza que representaba el coronavirus, sino a la precaria gestión que le darían sus gobernantes a la tormenta que se avecinaba.

Como era evidente, en marzo llegó el virus al país y los colombianos fueron cerrando sus puertas a la par que se registraban los primeros contagios por Covid-19; los mandatarios locales tomaron la delantera decretando un toque de queda frente a los ojos atónitos del Gobierno Nacional que reaccionó días después, allí suscitó la primera divergencia entre la Alcaldesa de Bogotá y el Presidente Duque.

La Cuarentena se decretó no solo para evitar que el virus se propagara rápidamente, sino para darle tiempo a los Gobiernos – Presidente, Gobernadores y Alcaldes – de preparar un plan de contingencia efectivo, ampliar la capacidad instalada de servicios hospitalarios y contratar los servicios médicos y demás, para atender a la población contagiada.

Colombia cumple hoy, 150 días en cuarentena, una de las más largas del planeta; además, el país se ubica entre las diez naciones a nivel mundial con mayor número de contagios y muertes, lo cual indica que el manejo en costo-beneficio, no fue el mejor.

La economía se sacrificó, con el fin que los gobiernos pudieran disponer de mayor tiempo para responder al gran desafío que tenían, salvar vidas y salir bien librados; al final, la economía está hecha pedazos y a la par somos de los países más azotados por la pandemia.

El Covid-19 les alzó “la enjalma” a muchos mandatarios y reveló que más allá del discurso populista “veintejuliero”, se esconde la ineptitud y poca experticia que tienen aquellos que resultaron vencedores el pasado 27 de octubre en la última contienda electoral.

Como botón de muestra, podría citarse la burgomaestre de Bogotá, Claudia López, quien se ha dedicado a lavar su imagen ante los medios de comunicación con sendos contratos, y a cazar peleas con el Presidente, el Congreso de la República, los Órganos de Control, el Concejo Distrital, la Cruz Roja, la Policía, el Ejercito, entre otras autoridades, mientras la ciudad se cae a pedazos ante sus ojos.

Claudia López, parece estar más ocupada en comprar encuestas y entrevistas en cuanto medio de comunicación existe, que en gobernar. La capital colombiana, es una de las ciudades más afectadas del mundo, con indicadores que superan los 160.000 contagios y más de 4.500 muertes, se sitúa incluso por encima de países como Honduras, Suiza, Serbia, Bulgaria y Paraguay que cuentan con una población similar.

La ineptitud de la alcaldesa y su equipo, es tapada con “show mediático”; al mejor estilo de ayudante de bus intermunicipal, trepada en la puerta de un carro y con megáfono en mano, ha recorrido los principales barrios de Bogotá vociferando lo que todos ya sabemos, cómo usar el tapabocas y hacer correctamente el lavado de manos, un acto disruptivo que tiene una sola intención, mojar prensa.

Ahora bien, es común en la mandataria de los bogotanos lanzar cortinas de humo para tapar su pésima gestión; pareciera que el consejo de sus asesores, no es otro que buscar pelea y hablar de todo, menos de su mandato.

Los escándalos de corrupción y la mala administración, son tapados con el ruido in situ que genera cada día para desviar la atención de los ciudadanos, un ejemplo de ello, son los 4.000 ventiladores que prometió para la ciudad en marzo, y de los cuales solo compró 140, con el agravante que su entrega sigue enredada.

Parece ser que nuestros gobernantes aún no se sintonizan con la realidad que vivimos, después de cinco meses de encierro, es muy fácil para la alcaldesa López decir que “la cuarentena debe continuar”, cuando su cheque oficial está asegurado, mientras el grueso de los bogotanos ve su despensa vacía.

Mientras tanto, desde el Palacio Liévano se siguen haciendo experimentos de cómo administrar la ciudad más importante del país, la misma que ya salió a protestar frente a la casa de su mandataria, gritando: ¡NO MÁS CUARENTENA!

El país atraviesa por una fuerte depresión económica, el desplome del PIB del último trimestre fue de 15%, los analistas manifiestan que la economía colombiana se demorará aproximadamente ocho años en recuperar lo perdido en el último trimestre; el panorama es devastador, negocios cerrados, empresas en quiebra, personas sin empleo y crecimiento de la pobreza, son el común denominador.

El coronavirus, ha destapado la peor versión de nuestros gobernantes – tal vez, su verdadera versión – aquellos que se han valido de la coyuntura para enriquecerse ilícitamente con los impuestos de todos, montando carruseles para favorecer a sus amigos y donantes de campaña con cuantiosos contratos, inflando el precio de los insumos médicos y alimentos que entregan a nombre propio, cómo si les debiéramos favores, actos de corrupción que ya dejan los primeros alcaldes ad portas de ir a la cárcel.

En otras palabras, el coronavirus nos dio una breve muestra de cómo funcionaría el país bajo un modelo socialista, con millones de personas desempleadas a merced de los subsidios que el Gobierno quiera otorgarles, con cientos de empresas en quiebra, negocios cerrados y la pobreza devastando a la nación; tal vez esta situación era un mal necesario, para abrir los ojos y darnos cuenta que aquellos lobos progresistas disfrazados de ovejitas verdes, salieron peores que a los que criticaban.

—–

PD. Daniel Quintero – Alcalde de Medellín – el mismo que propuso traer médicos cubanos, comenzó a golpear fuertemente el empresariado antioqueño, al mejor estilo del socialismo venezolano y como muestra de lo que aprendió de su mentor, Gustavo Petro. Convertirnos en otra Venezuela, no es un cuento chino, así comenzó el régimen chavista hace dos décadas y es a lo que nos tendremos que atener, si no nos sacudimos en las urnas en 2022.

Jamer Chica- Columnista- Abogado- Experto en asesoría política.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.