POR: JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO

El Espectador, agosto 21 de 2011: “…al menos el 0,7 % (de los contratos) se entregó a los que financiaron la campaña con aportes o préstamos. Esto se establece al cruzar las cuentas de campaña, reportadas por el mandatario a las autoridades electorales, y registros de la contratación municipal… Esta es una forma más de corrupción y de pagar favores con el dinero de la ciudadanía. ‘Ahí no median criterios de selección objetiva y transparencia. Es una práctica antiética, que atenta contra la moralidad administrativa. Hay interés indebido’”.

Las anteriores transcripciones hacen parte de un escándalo que quisieron hacer trascender a la prensa nacional, en una persecución infame en contra de quienes nos gobernaban en su momento, y se negaron a recibir las órdenes e injerencias de algunos líderes gremiales, acostumbrados a acceder al poder mediante el chantaje velado y la extorsión disimulada. Las afirmaciones corresponden a nadie más que a la actual secretaria de gobierno del municipio, Patricia del Pilar Ruiz Vera, para quien esa era una “práctica antiética, que atentaba contra la moralidad administrativa y había interés indebido”. ¡Esta es la doble moral en su máxima expresión! ¡Es el descaro y la indecencia pública evidenciada, sin asomo de vergüenza, ante el silencio de una sociedad pacata y acorralada por esos seudo líderes que día a día van mostrando su verdadera cara!

Juliana Arango Castro y Arturo Espejo Arbeláez tienen una relación sentimental ampliamente conocida, situación que corresponde a su fuero íntimo y personal. Lo que sí trasciende ese fuero, es que Juliana fue aportante de la campaña de Carlos Mario Marín por valor de $ 11.000.000 y Arturo, su pareja, fue nombrado como gerente del Invama; su padre, Jorge Arturo Espejo Rivas (cuyo comportamiento social y personal deja mucho qué desear), fue elegido miembro suplente del concejo directivo de Infimanizales; y Alejandro Arango Castro, hermano de la aportante, fue nombrado gerente de People Contact. Daniel Mauricio Quiceno Arcila, aportó en especie a la campaña de Marín la suma de $ 19.985.199, y hoy es el jefe de contratación de la alcaldía. AM Copiano, agencia de publicidad que le manejó la campaña al alcalde verde, fue beneficiaria de millonario contrato direccionado a través de Telecafé.  Y, como estos, varios contratos y desafueros adicionales que significan, estos sí, un atentado contra la moralidad administrativa y un interés indebido. 

Para Patricia del Pilar Ruiz Vera, que el 0,7 % de la contratación en otras administraciones se hubiera hecho con aportantes de la campaña, fue un acto tan reprochable como para descalificar, injuriar, apalear, juzgar y condenar a los gobernantes (al final absueltos en todos los procesos); pero entregarles media alcaldía a los aportantes de su patrón, hoy no significa nada. Así es como funciona la moralidad en nuestra ciudad, y así es como individuos manipuladores abusan de su poder posando de adalides de la moral y la decencia, pero derrochando sin pudor su corrupción cuando se les entrega lo público. ¡Esto sí es una vergüenza! 

Yo creo que, por dignidad, la secretaria de gobierno, Patricia del Pilar Ruiz Vera, debe renunciar a su cargo. Porque hoy esos “atentados contra la moralidad administrativa, el interés indebido, y la falta de ética” la tienen a ella como protagonista; y las pruebas, todas, demuestran que ha sido partícipe (mínimo con su silencio) de unas conductas aberrantes por las que ella misma denostó arduamente a gobernantes del pasado. Pero, además, porque ante las reiteradas ausencias del alcalde -quien suele desaparecer largos períodos sin dejar rastro público-, es muy probable que en algún momento le toque asumir la alcaldía temporalmente a la citada secretaria, y no sería justo con Manizales quedar en manos de alguien que merece hasta su propio repudio, por incurrir en las conductas que ella misma ha criticado con airada energía. 

Su silencio, señora Ruiz Vera, es tan cómplice de la corrupción en la administración, como el de la Contralora municipal que parece hacerles el juego a los desmanes del alcalde verde. Al fin y al cabo, fueron él y su bancada en el concejo quienes la eligieron. 

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