***Columnista: Martín Emilio Ramírez Cardona.

Dicen que todo tiempo pasado fue mejor,  esa frase tan tradicional parece ser cierta cuando recordamos las épocas de escuela cuando en el muro de la entrada nos encontrábamos de frente con un tablero gigante que mostraba el horario, aquel cuadro con los días de la semana, la hora de clase y la distribución de las asignaturas donde se resaltaba el nombre de los profesores encargados de orientar las materias, el profesor de matemáticas, de ciencias naturales, de ética, de religión, de sociales, de manualidades, de música y por supuesto, el profesor de educación física.

Para quienes no lo sepan por su juventud, hace mas 20 años quienes asistimos a la escuela pública tuvimos la fortuna de aprender y disfrutar de muchos profesores en la jornada escolar, sabíamos cual era el nombre de cada uno de ellos o ellas, doña Amparo, don Duván, don Mario o don Néstor el director de la escuela.

Imposible dejar de mencionar que el aula de clase era un área sagrada donde se debía conservar la compostura, el respeto y la atención hacia el profesor, cada vez que uno de ellos entraba al aula de clase, debíamos ponernos de pie y saludar fuertemente…“buenos días, profesor”, y el profesor respondía “muchas gracias, se pueden sentar”. 

En esas jornadas de estudio siempre recordamos con especial cariño el nombre del profesor de educación física, don Orfael para mí, y cada uno recordará sin duda el nombre de su profesor de educación física en la escuela. ¿y por qué recordarlo tanto?, porque en el desarrollo de esas jornadas académicas estrictas, llenas de disciplina y respeto al maestro, se anhelaba la llegada de la clase se educación física, nos llenábamos de ansiedad esperando que la voz don Orfael nos dijera… “salimos al patio en mucho orden”, inmediatamente nos poníamos de pie y salíamos al patio con la ansiedad y felicidad de correr, saltar, jugar o hacer los ejercicios que el profesor indicara; era la clase al aire libre, de movimiento y de disfrute con todos los compañeros.

Lo que hay que destacar de la clase de ese entonces es que era orientada con sentido de formación por maestros que eran capacitados por Coldeportes única y exclusivamente para orientar la clase, toda esa historia de profesores en la escuela increíblemente se terminó, se acabaron los docentes para cada una de las asignaturas y se nos fue don Orfael el profesor de educación física, fue el año 2002 donde el decreto 3020  bajó la planta de personal dejando un solo docente por grupo, es decir, el director de grupo de cada uno de los grados tendría la responsabilidad de orientar todas las asignaturas incluida  la educación física, está última asignatura con alto grado de responsabilidad  ya que los niños en crecimiento requieren de una formación específica de acuerdo a la edad, por ejemplo los niños de prescolar están pasando por una etapa  de buena flexibilidad donde se debe priorizar el desarrollo de la coordinación, el equilibrio, manejo del espacio o lateralidad  dejando en un segundo plano las acciones de resistencia o fuerza, este ejemplo nos aterriza de lo delicado de orientar inadecuadamente una actividad con un niño de prescolar, es decir que por desconocimiento puedo generar un problema o simplemente por dejar de hacer el niño está perdiendo la oportunidad de desarrollar capacidades que nunca en la vida podrá mejorar una vez avance en su desarrollo físico.

El ser humano en la medida que va creciendo requiere del trabajo de las capacidades físicas orientadas de forma adecuada de acuerdo a la edad  y acorde con la etapa de crecimiento necesitando un conocimiento específico que en la actualidad podría ser aplicado por tantos profesionales en educación física egresados de diferentes universidades quienes ven limitado sus campos de acción ya que la escuela o la básica primaria cierra la opción de enseñar a un solo docente por grupo sin importar la profesión o título que posea, eso lleva a que los docentes en propiedad (si no son profesionales en el área de la educación física) se vean encartados a la hora de orientar la clase de educación física y tal vez hacer lo más fácil, sacar una pelota y entrégasela a los niños.

Esa falencia del personal especializado en educación física está dejando niños con problemas motrices que a la postre se convierten en problemas de aprendizaje y comportamentales que pueden afectar la sociedad, en conclusión no olvidemos  que SI ME MUEVO BIEN, PIENSO BIEN y que es hora que reflexionemos de la importancia de contar con personal especializado en educación física en la básica primaria para orientar esta importante asignatura.

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